martes, 27 de septiembre de 2011

Llegando con retraso

2 de septiembre. Primer amanecer en el apartamento de esta playa que me gusta tanto.
A la mitad del desayuno, algo llama mi atención en las baldosas de la enorme terraza-ático. Ha llovido anoche y están mojadas, brillando al sol temprano.

Y es cuando lo veo... un caracol.

¿De dónde viene? ¿A dónde va?

Primero va recto, siguiendo el camino que le marca la junta de las baldosas, sin filosofear, ( no tiene tiempo: tiene que avanzar... a su ritmo), sin preguntarse nada. (¿Acaso se preguntan algo los caracoles?)


A su izquierda, un murete de ladrillos enfoscados color arena, desde donde veo (él, no) el aparcamiento prácticamente vacío.

Luego cruza de una baldosa a otra. ¿Por qué?
No lo sé. Lo sabrá él... (¿Lo sabrá él?)

 

Se dirige hacia su derecha, hacia el sur. Allí tiene (tenemos) el mar, oloroso, rumoroso (está subiendo la marea) y salpicando de espuma salada el estrecho paseo peatonal que nos separa del agua.

Cambia otra vez de parecer, y sin prisa pero sin pausa, "mi" caracol vuelve a avanzar tranquilamente, a su ritmo, hacia el este, hacia otra barandilla que se asoma a duna, adelfas, retamas, palmeras, final de la urbanización bordeada por un camino donde no pasan más que ciclistas y demás deportistas madrugadores que se saludan con un gesto cómplice.
Hace unos años, asfaltaron ¡qué pena! el sendero bonito de nombre bonito "Alcaraván", bonito como todos los nombres de todas las calles del barrio ( codornices, ruiseñores, zarapitos, chorlitos, alcaudón...)
Sin prisa, (los caracoles, ya se sabe, no van estresados... o lo disimulan muy bien), sigue sin pausa dirección "Alcaraván", hacia el este, hacia el sol que ya calienta.



Un caracol tozudo, pertinaz, seguro de su camino a pesar de la distancia y el esfuerzo que le supondrá llegar a su meta... ( ¿Cuál es su meta?...)
Los caracoles siempre me recuerdan a alguien... y me recuerdan también una poesía de Jacques Prévert que empieza así.....

Al entierro de una hoja muerta
Dos caracoles van.
Tienen la concha negra
Un crespón en los cuernos.
Se van por la tarde
Hermosa tarde de otoño.
Pero ¡qué pena! cuando llegan
Ya es primavera:
Todas las hojas muertas
Ya resucitaron
Y los dos caracoles
Decepcionados se quedan...

..........................

Hay que llenar la despensa para nuestro paréntesis de días de playa y nos vamos al mercado del pueblo.

Y cuando volvemos... ha desaparecido.

Cuando salga este texto, ya será otoño... ya es otoño...

¿Habrá llegado mi caracol a tiempo para su cita con Prévert?
¿Habrá encontrado a su compañero de poema?
¿Se habrá perdido?....... Nunca lo sabremos.......

¡Qué lejos quedan el mar, su espuma sobre la arena salpicada de conchas y la calle Alcaraván!...

....Ya es otoño............

Pompita para alguien que .... Lo siento... no lo puedo remediar... veo un caracol y me acuerdo de ti y de tu fobia :-D :-D :-D ... ¡ con lo monos que son! :-D :-D

Y sé que te gusta Prévert. ;-) ...

martes, 20 de septiembre de 2011

Cumpleaños.......

Cumpliría años ahora... si no fuese porque un día sus piernas decidieron pararse.

Su pelo blanqueó a la vez que sus ojos grises se llenaron para siempre, de un brillo especial... agua que se escurría entre sonrisas al evocar a su compañero de viaje que la dejó viuda tan joven.
Pañuelo blanco oliendo a lavanda inglesa.

Blanca también la blusa, o azul pálido, o gris, "alivio de luto" acompañando la falda o el pantalón negro.
Al cuello, según la estación, lana o seda... color y olor lavanda... siempre.

Última de una familia numerosa de varones pero no por eso la mimada, como podría serlo ahora... más bien lo contrario... por su condición de mujer: sin horario, pocos estudios, pocos juegos y mucho ayudar en las tareas de casa. Ni la época, ni su madre, ni su padre muy atareados, trabajando de sol a sol, se prestaban a los mimos.

De sol a sol trabajó también ella, desde muy joven, una niña aún.

Tuvo una hija, tres nietos, siete bisnietos... y un tataranieto que no llegó a conocer.

Y una gran amiga de toca impoluta, una cabeza loca con alas de gaviota... Su mejor cómplice en el hospital donde trabajó desde que enviudó hasta su jubilación, era una monja, algo "atípica" también. Entre las dos montaban espectáculos divertidos o improvisaban fiestas de disfraces o cantaban canciones pasadas, pasadísimas de moda, para el deleite y el olvido de males de la sala de los niños allí atrapados y que ella llamaba  "mes poussins"..."mis polluelos".

Nos cambiaba el nombre a todos cuando le apetecía.
A mí, su primera nieta, me llamó de varias formas dulces o irónicas según el color de mis años. Mi último y ya definitivo apodo cariñoso fue Framboise... nos gustaba a las dos y en recuerdo a ella, es mi nombre en el "idioma de pompitas"....
.... Primera bisnieta... ¿te acuerdas de "Pimprenelle"?...  Y de tu prima rebautizada "Froufrou" y de  la pequeña  "Charlotte aux fraises"....y así tenía para todos.

Hacía cosas poco corrientes para una mujer de su época y su edad: por ejemplo, pescar truchas con mosca en medio de torrentes de los Alpes, (mono-botas de goma gris con tirantes en los hombros y un viejo sombrero de tela azul desteñido) .... o recorrer en velomotor (mucho antes que su nieta quinceañera), nada más salir de su guardia nocturna, los 40 kilometros que la separaban de la casa de sus hijos y nietos, sin olvidar traer algun dulce para el desayuno (comida que consideraba básica y a la que me aficionó...)

No se pintaba ni ojos ni boca ni corazón y siempre olía a polvos de arroz y lavanda de Yardley.




No le gustaba cocinar pero siempre nos preparaba platitos suculentos con nata líquida... como buena casi normanda que era , no concebía cocinar de otra forma... taponándose las arterías domingo tras domingo sin saberlo...
No le gustaba coser, bordar o hacer punto como hacían las abuelas "al uso" pero jamás he visto calcetines tan primorosamente remendados (un huevo de madera de boj...)
Libros, libros y más libros... crucigramas y juegos de letras en la tele, y dar de comer a los gorriones (todos con motes por supuesto) visitantes de su minúsculo balcón... desde el sillón donde pasó sus últimos años.

Me dicen que también tenía defectos... lo dudo... aunque... "Nadie es nunca todo blanco o todo negro" es una frase que heredé de ella.
Sea como sea, para mí, tenía una gran cualidad : sabía preguntar y sabía escuchar y sabía responder y las dos, nos comunicábamos saltándonos alegremente la barrera de la distancia y de los años...

Un día de mayo, no supe interpretar un escalofrío y dejé para el día siguiente el llamarla por teléfono... y al día siguiente... se había cortado la comunicación.

Pero, a poco que relea uno de los libros que me dejó o vea torrentes con pescadores de truchas o desenrosque el tapón de su último frasco de colonia ...  la veo... y sonrío... y la oigo...
        ..."Framboise ¿ tienes el último libro de Robert Sabatier?"...

.

 

martes, 13 de septiembre de 2011

La niña del cubito azul

El cubo es azul, con una cenefa de pececitos blancos. 
El cubo es pequeño, la niña también.
Bañador verde con ribetes azules. Ribetes de sal y arena en la piel. Pelo rebelde, sus rizos morenos recogidos por una cinta de raso verde con gatitos naranja.

Se pasea a orillas del mar, sola, con el semblante serio, concentrado, muy atenta la mirada.
No mira el mar que de ola en ola le lame los pies.
No mira los pájaros que alborotan cerca, ni a los demás niños que gritan y se salpican.
Mira las huellas de unos pies que dibujan un camino delante de ella. Y las sigue.
Mira las conchas ocres que cada ola deposita delante de ella. Y las sigue.
De vez en cuando se agacha y recoge una de esas conchas y la guarda en el cubo. Y despues de estudiarlo con ojo crítico, sonríe a su tesoro.

Y sigue su camino de huellas de pies desnudos.
Y sigue su camino de conchas doradas.




............................

Al otro extremo de la playa, una mujer. Bañador azul con ribetes verdes. Ribetes de arena y sal en la piel. Pelo moreno recogido con una goma naranja y una estrellita.
Sola, la espalda apoyada en una roca, el semblante serio, concentrado, muy atenta la mirada.
No mira el mar ni los pájaros.
Sigue las huellas de unas palabras, sigue el rumor de un tesoro de conchas doradas: está leyendo.
 
De vez en cuando, levanta la mirada hacia el cielo y el sol. Les sonríe.
Sin mirarlo, sus dedos acarician el punto de lectura: una cinta de raso verde con gatitos naranja.
Y recuerda aquel lejano día en que, según le contaron sus padres, se perdió en la playa.

Sonríe y se levanta. Guarda el libro en la bolsa, recoge la toalla y regresa, caminando a la orilla del mar que le lame los pies de ola en ola.
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Las dos se agachan a la vez para recoger la misma concha dorada.
Y se sonríen dejando que la ola se la vuelva a llevar... Saben que la volverá a traer...
 


martes, 6 de septiembre de 2011

Los animales son gente maravillosa

Hay que reconocer que , a no ser que seas un "bichólogo" empedernido, los documentales sobre animales no son siempre apasionantes... sobre todo si se emiten a la hora de la sobremesa y en verano.... Por mucho que te interesen las técnicas de caza de las arañas o la vida sexual del caballito de mar pues.... terminas investigando posturas de siesta en el sofá. ( Lo que podría dar pie a un documental también... sobre el "Comportamiento del Homo Ibérico después de su ritual alimenticio"  último capítulo de la trilogía , siendo los dos anteriores : "Antes de..." y " Mientrás...")

Pero este documental que quiero compartir hoy con los que no lo conocen, me parece sencillamente.... maravilloso.

Música clásica, humor, imágenes sorprendentes... lo tiene todo para olvidarse de la siesta.




https://es.wikipedia.org/wiki/Los_animales_son_gente_maravillosa

Una pena no haber encontrado de la versión española, más que extractos. Si alguien la tiene localizada enterita... que me lo diga, por favor....:-)

Pompita para mis amig@s "bichólog@s", para mis hij@s y sus amig@s que de pequeñ@s tantas veces la vieron y tantas veces disfrutaron con ella.