A la mitad del desayuno, algo llama mi atención en las baldosas de la enorme terraza-ático. Ha llovido anoche y están mojadas, brillando al sol temprano.
Y es cuando lo veo... un caracol.
¿De dónde viene? ¿A dónde va?
Primero va recto, siguiendo el camino que le marca la junta de las baldosas, sin filosofear, ( no tiene tiempo: tiene que avanzar... a su ritmo), sin preguntarse nada. (¿Acaso se preguntan algo los caracoles?)
A su izquierda, un murete de ladrillos enfoscados color arena, desde donde veo (él, no) el aparcamiento prácticamente vacío.
Luego cruza de una baldosa a otra. ¿Por qué?
No lo sé. Lo sabrá él... (¿Lo sabrá él?)
Se dirige hacia su derecha, hacia el sur. Allí tiene (tenemos) el mar, oloroso, rumoroso (está subiendo la marea) y salpicando de espuma salada el estrecho paseo peatonal que nos separa del agua.
Cambia otra vez de parecer, y sin prisa pero sin pausa, "mi" caracol vuelve a avanzar tranquilamente, a su ritmo, hacia el este, hacia otra barandilla que se asoma a duna, adelfas, retamas, palmeras, final de la urbanización bordeada por un camino donde no pasan más que ciclistas y demás deportistas madrugadores que se saludan con un gesto cómplice.
Hace unos años, asfaltaron ¡qué pena! el sendero bonito de nombre bonito "Alcaraván", bonito como todos los nombres de todas las calles del barrio ( codornices, ruiseñores, zarapitos, chorlitos, alcaudón...)
Sin prisa, (los caracoles, ya se sabe, no van estresados... o lo disimulan muy bien), sigue sin pausa dirección "Alcaraván", hacia el este, hacia el sol que ya calienta.
Un caracol tozudo, pertinaz, seguro de su camino a pesar de la distancia y el esfuerzo que le supondrá llegar a su meta... ( ¿Cuál es su meta?...)
Los caracoles siempre me recuerdan a alguien... y me recuerdan también una poesía de Jacques Prévert que empieza así.....
Al entierro de una hoja muerta
Dos caracoles van.
Tienen la concha negra
Un crespón en los cuernos.
Se van por la tarde
Hermosa tarde de otoño.
Pero ¡qué pena! cuando llegan
Ya es primavera:
Todas las hojas muertas
Ya resucitaron
Y los dos caracoles
Decepcionados se quedan...
..........................
Hay que llenar la despensa para nuestro paréntesis de días de playa y nos vamos al mercado del pueblo.
Y cuando volvemos... ha desaparecido.
Cuando salga este texto, ya será otoño... ya es otoño...
¿Habrá llegado mi caracol a tiempo para su cita con Prévert?
¿Habrá encontrado a su compañero de poema?
¿Se habrá perdido?....... Nunca lo sabremos.......
¡Qué lejos quedan el mar, su espuma sobre la arena salpicada de conchas y la calle Alcaraván!...
....Ya es otoño............
Pompita para alguien que .... Lo siento... no lo puedo remediar... veo un caracol y me acuerdo de ti y de tu fobia :-D :-D :-D ... ¡ con lo monos que son! :-D :-D
Y sé que te gusta Prévert. ;-) ...