martes, 31 de julio de 2012

Calor...



Ha llegado el verano... y el calor.
Cierra los ojos y suben a la superficie de su memoria, como burbujas frescas de profundidad, unas encontradas sensaciones de calor... sensaciones injustificadas puesto que en su casa no entra el sofoco.
Calor de fuera. Calor de las calles. Calor de una calle.

Calor de un pueblecito alcarreño que apenas consta en los mapas.
Calor. Un verano interminable. Una casa vieja de muros gruesos. Moscas... como las de Machado: pertinaces.
Y que, a pesar de la mosquitera, se han colado en la penumbra de la salita fresca.
Sólo un haz de luz cae sobre su libro.
No se echa la siesta como hacen todos. Lee.
"Novelas ejemplares", de tapa sobada. Lee.
Lee y a ratos se entretiene cazando las molestas moscas con una goma elástica.
Buena puntería. Le sonríen el negrito y el chinito del Domund desde la estantería.

Gallinas sueltas en la calle, pugnando por entrar en la casa a través de la cortina de tiras de plástico colgada delante de la puerta cerrada.
No se oye ruido alguno en esta hora aplastante.
Salvo el zumbido de una mosca rebelde y el intermitente cloquear despistado de una gallina tozuda, buscando el frescor de la casa.
Silencio aplastado incluso en la gran acacia cercana: los pájaros han bajado a la vega, al frescor del río.
El pequeño río donde dormitan los cangrejos en sus escondrijos que la pandilla conoce .

Calor. La higuera del corral, sus violetas gotas de miel... y sus avispas celosas y malvadas.
La leñera donde se esconden las gatas de pueblo, flacas y ariscas, ojos febriles de repetidas preñeces.
Calor. El polvo de las eras; mudas ahora.


 

Muda también la campana de la iglesia románica, teñida de abandono y sólo adornada por el vuelo de los estorninos... o ¿eran avioncillos?... no lo sabe... o no lo recuerda si lo ha sabido.
Y las flores silvestres del altar, casi siempre marchitas y que la Carmen cambia cuando se acuerda, cuando tiene un rato de respiro entre el huerto y la casa. Calor.

Pronto parará el "correo" de las cinco, cerca de la acacia... viajando con toda la calorina como dice su madre...
Y "Ca Pedro", donde se amontonan sin orden lo mismo latas de sardinas al lado de alpargatas que velas y aperos y esos tirabuzones rubios y pegajosos para cazar moscas; y que ya nadie utiliza. Moscas. Calor...
Ya no existe el colmado...  ni su dueño.

Y las fiestas: el subir a la ermita de la Fuensanta, andando o a veces con la borriquilla de la tía Juana o a lomo de la mula del tío... ¿cómo se llama el vecino?... ¿cómo se llamaba? No lo recuerda...

Los "dormidos" de la tahona y las tortas de pellizco cubiertas de azúcar que traen del pueblo vecino.
El majuelo. El molino del aceite con sus capazos de esparto y su olor acre. El viejo nogal.
Las promesas de las moras de las zarzas del sendero... estarán verdes aún. Calor.

La fuente fresca donde había que bajar para llenar los cántaros en ese pueblo sin agua corriente hace... ¿cuarenta años? ...¿ya cuarenta años?...
El botijo blanco sudando; su chorrito de anís.

Los tomates de piel rosada y fina, en la fresquera. Deformes, hinchados, jugosos.
Le sube a la boca el deseo del sabor del tomate o del pepino  que iban a robar en los huertos y comían a mordiscos, con un pellizco de la sal que siempre llevaban en el bolsillo de la camisa.
Los tomates del pueblo... ¡Ay! los tomates del pueblo...


Se levanta y abre la nevera, buscando con la mirada...
Y vuelve a cerrar la puerta, nostálgico.

-"Me apetecía un tomate del pueblo..."

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miércoles, 25 de julio de 2012

Canción de cuna





¿Recuerdas, mi niña, el canto del poeta?
     "Duerme, preciosa, la luna llena te arropa."

¿Recuerdas, mi niño, la respuesta de las estrellas?
     " Sueña, pequeño, sueña tu camino."

¿Recordaís, todos, el regalo del cielo?
     "Bebed, hijos míos, bebed conmigo."

Volando de nube en nube,
siguiendo el camino estelar,
susurrando a la luna,
los niños, con sueños
arrullan sus penas.

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martes, 24 de julio de 2012

Del arte de comer gominolas



Se podría pensar que es de lo más sencillo: se abre la bolsita de las golosinas y se comen las gominolas, así... sin más.
Y más de uno (o una) se las come así... sin más.
Pero, no.
Para algunos (algunas), es todo un ritual:

Primero, se miran las gominolas a través de la bolsita. Se maravilla una (o uno) con su forma redondita, empolvada de cristalitos de azúcar; se saborea con la vista unos colores que por supuesto se sospechan más de química que de fruta silvestre; la boca hecha agua se anticipa al duro dilema de elegir el sabor según su color
          ¿rojo = fresa...granada...frambuesa?
          ¿naranja = mandarina...albaricoque...níspero?
          ¿amarillo = limón...pomelo...carambolo?
          ¿verde = menta...albahaca... o dentífrico?
               y las blancas ¿a qué sabrán?...

Se espera un rato.
Eligiendo el momento y el lugar.

Se abre la bolsa, sin prisas, sonriendo.
Disfrutando anticipadamente.

O no se espera nada y se arranca el papel transparente con ansia con gula y los dedos avanzan retroceden y se vuelven a aproximar con deleitosa incertidumbre algunas veces al color-sabor elegido en no-se-sabe-muy-bien qué rincón del corazón y otras dudando y cambiando de parecer en el último instante movidos por no-se-sabe-muy-bien qué rincón del cuerpo. (quedándose sin aliento)

La mirada y los dedos, cómplices, se demoran en acercar la fruta dulce y pecaminosa a los labios.

Al llegar a ese momento tan ansiado, caben varias posibilidades, según la intensidad del síndrome de abstinencia experimentado:
O bien una (o uno) se lanza vorazmente a ingerir las gominolas sin pausa e incluso de dos en dos o de tres en tres. (sí, lo he visto... espectáculo desagradable pero ya se sabe: sobre gustos y colores no hay nada escrito)
O bien, uno (o una) se demora aún más, lamiendo con la punta de la lengua cada cristalito de azúcar hasta que el color asome en un avance de su esplendor de fuegos artificiales y hasta que la gominola regale una chispa de su sabor, no tan alejado, como temíamos, de la fruta silvestre. Sorprendentemente.

Sea cual sea la manera de aproximarse a la gominola, el resultado es practicamente el mismo: algo  sabroso que se pasea acariciando la lengua, esparciendo su color encima de las papilas, jugando entre los dientes que la mordisquean, diluyéndose su aroma en toda la boca y subiendo esta ola juguetona desde el fondo de la garganta hasta la nariz para volver a bajar por el camino clásico nariz-garganta-boca del estómago... cosquillas hasta el ombligo. Cerrando los ojos.
Y tiñendo toda la boca, largo rato. (la química)

Comerse una sola, es imposible.
Antes de que se acabe la primera, los dedos ansiosos, golosos, ya van a por otra, y otra, y otra.
Repitiendo sabor y ritual.
O cambiándolos por completo, alternando varios colores y sabores, experimentando, tanteando, descubriendo matices hasta ahora insospechados.

Nunca te comes una sola. Es imposible.
A veces, te da reparo, por el pecado de gula. Pero caes.
No puedes parar. Y sigues, riendo, olvidándote de ser razonable, sin complejos.
Y te empachas. Pero ¡menudo empacho más rico!

Pero también... experimentas esta angustia latente cuando en un relámpago breve, entreves el final de la bolsa que te han regalado o cuando, peor aún, no te quedan más que unos cristalitos de azúcar en el fondo de la dichosa bolsa... azúcar que apuras con la punta de los dedos, con nostalgia.

Sí, es cierto...
  ... Lo malo de las gominolas es que crean adicción.

 Algo parecido dijo Sabina ¿no?...
                         ¡ah! no... él, hablaba de los besos.

Pompita de pecado de gula.                                             

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martes, 17 de julio de 2012

Para Leti




Leti tiene el pelo largo, negro, lacio.

Tiene una silueta flaca y grácil de gato joven.

Tiene una mirada clara de niña buena.

Su boca dice aburrimiento pero sus ojos brillan.

Tiene frío cuando hace calor.

Tiene calor cuando hace frío.

Y una risa de niña pequeña.

Y una sonrisa de chica mayor.

Tiene suerte.

Tiene secretos. (Yo sé algunos pero no los contaré)

Y hace poco descubrí una de sus suertes más bonitas.

Apenas se ve pero ella lo tapa, molesta y coqueta.

Tiene un pequeño, un diminuto, un discreto lunar
entre la nariz y los labios...

Leticia cumplió 14 años hace poco.

... Un pequeño lunar donde pronto se engancharán las miradas y los besos.

Pero ¡qué suerte tiene Leti!

Y todavía no lo sabe. Y ya lo sabe.

Pompita para mi sobri especial.
 y ¡feliz cumpleaños! aunque sea con retraso ;)
 Sé que me lo perdonarás... ¡porque no puse la foto maldita! :D:D 

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miércoles, 11 de julio de 2012

Mi caleidoscopio

 Múltiples espejos y cristalitos de colores...


 -...  ojos negros, guitarra rubia, vaquero azul deshilachado...
... deshilachado cielo negro de tormenta a rachas, nubes verdes y relámpagos hirientes de chaparrones...
... chaparrones de besos, bromas, risas y palabras de viva voz, cara a cara o en el espejo, sin nadie...
... nadie o amores, familia o amigos, conocidos o desconocidos, perros o gatos, en desorden...
... desorden por vocación profunda y con humor...
... humor que hace sonreír o reír a carcajadas a los más serios siempre... o casi siempre... oscilante...
... oscilante según sopla el viento, amarillo, verde, rosa como un molinillo infantil en el tejado...
... tejado donde anidan pájaros, muchos pájaros ...
... pajarito exótico-excéntrico, sin rama donde posarse mucho tiempo...
... tiempo columpiado sin principio, tiempo de ingenuos dibujos, de todos los colores...
... colores de una perla del sur, flor del poético idioma provenzal que te da su nombre y la duda multicolor de sus pétalos que vuelan en el aire...
... en el aire, la música de la primera canción : " la la lala... par la main...la la la lalala... en regardant tout au bout du chemin "  ¿Recuerdas?...
... en el aire... zigzagueando y frágil como una pompita de jabón.

                                               https://www.youtube.com/watch?v=gKKqCa4nmyE

Y ésta ¿la recuerdas?

          "Et puis la fée dans la lagune
          Qui s'amuse à couper la lune
          En milliers de petits morceaux,
          Et qui les fait danser sur l'eau."

   ... como el hada de tus aperitivos interminables...



  "Les enfants, c'est fait pour grandir,
Pour s'en aller vers l'avenir..."

Pompita de "buenas noches", ... caleidoscopio mío...

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martes, 3 de julio de 2012

Paréntesis




Vuelvo enseguida: voy a por agua ... ¿se pueden hacer pompitas con el agua del mar?... tendré que investigar. Traeré también arena... es increíble lo que te cuenta la arena...


Pompita de colores, sabores y olores marinos
para todos vosotros.

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