martes, 31 de enero de 2012

Cacharrito mío....

Hacía tiempo que tenía sospechas. Nadie tiene la culpa. Es el destino. No nos entendemos. Una parte lo intenta, la otra va a lo suyo. Sentido único. Lo nuestro no puede funcionar.

Los aparatos y yo, no congeniamos.
Es más: estoy segura de que me tienen manía.

Si no me tienen manía ¿cómo se explica que se estropee el lavavajillas el mismísimo día de Navidad y justo despues de comer y justo el año que toca en mi casa el festín familiar de más o menos 20 personas?
Pues, es para hacerme una faena... y no precisamente la que le toca, está claro.

Si no es para hacerme una faena ¿cómo se explica que la lavadora se tome vacaciones justo cuando yo vuelvo con las maletas llenas de regalitos para ella? (Y seguramente con el técnico, que tampoco aparece.)
Pues, lo sé: es para que me contagie de esta enfermedad nueva que nunca he padecido y que llaman "sindrome post-vacacional"; está claro también.

Está claro que no congeniamos los aparatitos y yo...

Justo se queda en blanco el tostador, el mismo día que más me apetece una rebanadita dorada y crujiente.
O está que arde la relación entre la plancha y yo, justo cuando preparo otra maleta.
O se queda mudo el aparato con el cual acerco la música francesa a mis alumnos, el día mismo en que más falta me hace, por tener yo una afonía repentina.

Si todo esto no es una conspiración... por lo menos es sospechoso ¿no?

Debo de ser masoquista porque no satisfecha con mi tropa de rebeldes potenciales, hace unos años añadí otro cacharro para mortificarme: el ordenador.



Y con este nuevo amor, mi "cacharrito", que supuestamente me iba a facilitar la vida y atenderme fielmente y procurarme mil delicias... ya se despejaron mis dudas: los aparatos me tienen manía.
Y es más: he llegado a pensar que éste en concreto, éste directamente, me odia.

Para empezar, por circunstancias externas, tenemos muchos días sin conexión, él y yo. No vamos por el mismo camino. Banda ancha, banda ancha... Y esto ¿qué es? Un poco más de estrechez y cercanía no me disgustaría.
Tenemos un problema de compatibilidad.
Tengo que reconocer que en este caso los dos tenemos parte de culpa.
Cuando, algunos días, él baja la guardia y se comporta como es debido, soy yo la que le falta al respeto al no doblegarme en aprender sus lenguajes (que no sé yo porque se llaman así, con lo que me gustan a mí los idiomas) o en estudiar sus truquitos de prestidigitador y sus agujeros negros donde me desaparecen tantas cosas; hasta la paciencia. Demasiadas teclas hasta dar con la buena.

Yo le hablo con la punta de los dedos, con caricias inseguras, con mimo :"¡Anda, bonito!..."
Y cuando alguien me dice "Tu entrada ha salido" a mí, me entran celos y ganas de preguntar "¿Con quién?" o "Desde cuándo una entrada... sale?"...
Es que ... sus amigos y él hablan raro... su vocabulario no es el mío...

Según el librito didáctico y gracioso que me regalaron hace unos años, dispongo de herramientas y bibliotecas y buscadores y servidores y favoritos... como una reina... Entonces decido recorrer mis dominios y para no caerme, mis ojos se agarran a palabras conocidas: gusano, duplex, cortafuegos, árbol... sí, sí... colgada de un árbol voy a terminar yo, porque cuando me hablan de "nueva interfaz", pienso que se han equivocado y quieren decir "antifaz"... pues no reconozco nada ni a nadie: resulta que Java ya no es una isla, ni las cookies son de chocolate, ni Pascal, ni Galileo son los que conozco desde siempre.
Leo "restaurar el sistema" y me pongo a temblar. Y la palabra "red" me confirma que es peligroso saltar de hilo en hilo como un funambulista.
Entre tantas memorias que ponen a prueba la mía, despues de tragarme menús indigestos, tanto navegar me marea. Hago una pausa, me formateo, voy al cuarto de baño, me miro en el espejo, me retoco las pestañas  pero me veo pixelada... y pienso "¡qué paquete soy!" pero como también soy testaruda, sigo (a ver si me suspenden) y ¡horror! me topo con las siglas USB, MS-DOS, FAT, LAN, XPS etc... menos mal, luego viene la publicidad: PVC, RAM... ¡esto es la leche! (con perdón)

Y además, se mueve en un ambiente que no es el mío, donde todo el mundo habla inglés como si fuese lo más normal del mundo...y mi inglés es de andar por casa (y con zapatillas viejas: recuerdo poesías pero con el cacharrito, no sirven.)

Mis informáticos preferidos o se ríen o se enfadan o suspiran ... o directamente pasan de mí.
Ellos se llevan estupendamente con mi cacharro... es más... puesta a sospechar... me pregunto si no me ponen los cuernos todos porque con ellos sí, ¡míra qué alegre corretea el muy ingrato!... y es servicial, siempre dispuesto a lo que sea. Insisto... sospechoso...

Es que soy una anafalbeta informática... bueno... ya no tanto... ya no me levanto para descorrer la cortina cuando se me dice "Abre una ventana". Y alejo de mi mente unas doradas imagenes de tradición pictórica bizantina cuando me insisten "¿Ves el icono en la parte superior de la derecha ? " (o de la izquierda, que para este caso concreto da lo mismo) Y ya sé que un ratón es otra cosa que los regalitos de mi gato..

Mi cacharrito actual es un tío joven, (no ha cumplido el año) y de buena familia; es guapo, brillante, dispuesto a darlo todo pero yo no nací, como mis hijos, con un GPS en la punta de los dedos y no le entiendo.
Lo nuestro no puede funcionar... la diferencia de edad no perdona.
Debería desengancharme, desenchufarle... olvidarle como a un amor imposible...
...pero soy una pobre rehén con síndrome de Estocolmo.

Os dejo... parece que ha vuelto la conexión... "Díme, cacharrito mío..."

domingo, 29 de enero de 2012

¡Ya es abuelo,


 No sé muy bien por qué, pero últimamente muchas cigüeñas andan despistadas...
Pero sé de una que, despues de volar desorientada algun tiempo, ya ha llegado por fín donde se la esperaba con muchas ganas.

Y sé de "uno" que............... ¡ya es awelo! ;)

Ya ha nacido su primer nieto.

Está como unas castañuelas. No cabe en sí de la alegría. Deseada, esperada, frustrada, acallada, y vuelta a nacer... temerosa.

Y ahora, tangible, acariciable felicidad: ha nacido Mateo.

No conozco a Mateo más que por una foto pero conozco un poco más a su abuelo (unas fotos, unas cervezas con algo más, y sobre todo... muchas, muchas palabras.)

Y sé que no va a ser un abuelo común: demasiado joven para la mesa camilla, la mantita de cuadros y la partida de dominó en el hogar del jubilado.

No sé si sabe alguna nana para arrullarle pero sé que le silbará el canto del pinzón o del vencejo para que se duerma sin dormir, soñando, allí arribotas entre nubes y poesía.
No sé si sabe cuentos pero sé que le traducirá relatos traídos por el viento de su sierra murciana y le dibujará monigotes sobre el agua escondida de cierta cascada.

Le regalará una bici en cuanto sepa andar o quizás incluso antes, ¡estoy casi segura!:D
Le enseñará a nadar sin mirar hacia atrás y a caminar siempre más alto, llenando la mochila azul.
Junto con el papá feliz, contará con él desde uno hasta millones de millones entre guiños de las estrellas de la sierra madrileña y juntos seguirán también el viaje de los planetas que coquetean con la luna, de estación en estación.
Le hará descubrir el sabor del panocho y de los michirones. Y el embrujo de su cueva. Y la alegría de las fiestas de su tierra donde baila la mamá feliz.

Y más cosas... muchas más cosas que, imagino, tiene ya inventadas desde hace tiempo, soñando con este momento dulce ...o más cosas que se inventará sobre la marcha ... imaginación ¡no le falta al abuelo marchoso!

¡Para tí, amigo Diego, "abuelete" (sin mecedora ;) ), con todo mi cariño!

 Pompita hecha con agua perfumada de romero, tomillo y espliego, para tí, para tus hijos, Dani y Belén y para el peque, de nombre  Mateo..."Mateo = don de Dios"... o si lo prefieres... (sé que lo prefieres ;-) ) don del cielo... azul por supuesto. :)
 Ps  ¡Límpiate las babas, Abuelete :D

martes, 24 de enero de 2012

Volar



No lo puedo remediar... no me gusta volar... no me gusta, no me gusta, no me gusta nada.
Me pongo enferma nada más saber el día y la hora.
No me sirve de nada que me bombardeen con argumentos como lo de las estadísticas y que me digan : "Pero, mujer... si hay más accidentes de coches que de aviones." Ni que hagan un llamamiento a mi raciocinio, ni que me den los consejitos de siempre: una pastilla, emborracharme, mirar por la ventanilla, leer, hacer crucigramas o sudokus, ni que me expliquen cómo funciona un avión...
  No   Me   Sir   ve..
Se pongan todos cómo se pongan.

¿Cómo me van a servir las estadísticas? ¿Y si el único accidente de avión del siglo va a ser el mío ¿eh?
¿Una pastilla? ¿Para qué? ¿Para no enterarme si nos estrellamos? ¿Para dejar en paz al vecino y no machacarle el brazo?
¿Emborracharme? ¿Para dar el espectáculo, yo que no bebo nunca? ¿Para dar trabajo extra al encantador personal?
¿Mirar por la ventanilla? ¿Para ver si caeré entre campos de flores o encima de una ciudad con historia?
¿Leer? ¿El qué? ¿Los consejos en caso de caer en el mar que con tanto sadismo te colocan justo delante y pegadito a las rodillas? ¿Descifrar el baile mudo de las azafatas que te explican con gestos mecánicos cómo usar el chaleco?
¿Cómo voy a concentrarme en un crucigrama cuando mi estómago no consigue poner orden entre sus jugos, la comida mal masticada, el chicle que sí, mastico y tanto que me duelen las mándibulas y que termino por tragarme a veces en la primera turbulencia leve... todas cosas que se cruzan sin encajar entre tantas casillas-cajitas negras que me parecen de mal augurio?
¿Cómo voy a conseguir terminar el sudoku si todos los númeritos se transforman en cálculo de probabilidades y preguntas machaconas?.. ¿y si...? ¿y si...?...

Un amigo, piloto experimentado, me explicó hace tiempo durante una cena y con todo lujo de detalles, cómo se desarrollaba todo en la cabina y los diferentes pasos y los ruidos y ... me quedé igual. 
Yo le dí las gracias con una sonrisa, él se quedó feliz pensando que había hecho su buena obra del día y todos hablamos de otra cosa.
¿Cómo le iba a confesar que no me había enterado de nada? ¿Cómo le iba a decir que siempre me parecerá obra del diablo que una cosa tan pesada despegue del suelo y se oriente sin ojos? ¿Cómo le iba a decir que creo tercamente que si la naturaleza no nos ha dado alas como a los pájaros es porque el sitio de nuestro cuerpo está en el suelo por mucho que nuestra cabeza viva a menudo entre las nubes?¿Cómo le iba a decir que todos los discursos bienintencionados, cursillos especiales, consejos varios no sirven para una cosa tan irracional como el miedo? ¿Cómo le iba a decir ...¿ Y si ...?...

Así que, para dar gusto al amigo y no cansar al resto de los comensales, me callé.
Me tragué el  "¿y si...?" chicloso...
               ...y fuí a por el postre.

Al llegar a este momento de mi confesión, algunos estarán ya sonriendo con burla, otros pensarán que soy una histérica, otros más generosos, que mejor me quedo en casa para no sufrir; quizás alguien piense "Me pasa lo mismo, pero me callo. Nadie nos entiende y no quiero hacer el ridículo"

Pues, yo, no me callo... no me gusta volar, no me gusta volar, no me gusta volar... y lo digo y lo repito... y si puedo... lo evito.
...Lo que pasa es que ...
...Me gusta viajar y ver gentes y cosas y paisajes y visitar ... todo lo que hay en otros sitios... siempre y cuando el "otro sitio" esté al alcance de no más de cinco horas de vuelo que es el tiempo máximo durante el cual consigo controlarme, clavarme una sonrisa congelada mientras trago bilis, hablar con voz que a mí me suena normal, leer la misma página cien veces figiendo que entiendo cada palabra, resolver crucigramas fijándome sólo en las casillas blancas, terminar sudokus cuanto más complicados mejor, mirar por la ventanilla sin calcular impactos, pensar que las nubes son de chantilly mullida y dulce, confiar en la pericia de los pilotos y demás profesionales, hacer oídos sordos a los borborigmos de mi tripa y la del aparato, aguantar la estrechez del sitio, no dejarme contagiar por gente que no sabe sufrir en silencio o sufre más que yo aún... vamos... más o menos lo voy consiguiendo... (una vez, hasta me dormí un rato... gracias a los insomnios de las noches previas, todo hay que decirlo)... lo voy consiguiendo ... (una vez, hasta saqué una foto, imaginando que otra viajera desde su avión estaría negándose unos minutos de angustia al sacar una foto del mío)... lo voy consiguiendo... despacito... a fuerza de llegar con todo el cuerpo encogido, dándome cuenta de que las clases de yoga no me sirven para esto, con dolores musculares varios y todo un panorama físico y mental desastroso desde la punta del pie hasta el último pelo de mi cabeza...

Vuelo en pocos días...
... y dos veces por supuesto... tendré que volver.

Bueno, sé que muchos se reírán...
No pasa nada, estoy acostumbrada...
Por lo menos mi pompita de hoy habrá servido para algo...
...ya que ni siquiera el plasmarlo aquí, venciendo mi vergüenza, me sirve a mí.

martes, 17 de enero de 2012

La espera

Hoy, no saldrá. Lo ha decidido.
Una ojeada por la ventana del salón le muestra un cielo bajo y gris que no inspira.
Ha dormido bien, contrariamente a su costumbre reciente; y ya tiene preparada la bolsa de deporte pero hoy, contrariamente a su costumbre de siempre, no le apetece.
No sabe por qué.
Algo le dice que es mejor que se quede en casa.

Recoge la mesa del desayuno: los cereales en la alacena, el tazón y la cuchara en el fregaplatos, la botella de leche en la nevera; toma la leche fría, en cualquier época del año... una manía como otra cualquiera.
Cuidadosamente, limpia la mesa que no ha manchado.
Otra manía.
Vuelve a pasar el trapo, concienzudamente; y por rutina también, mira el reloj de la cocina y sonríe: se paró hace semanas marcando las doce menos cuarto y lo dejó así... le gusta así.

 
Va al cuarto de baño. Se cepilla los dientes durante un buen rato, de forma ausente, mirándose en el espejo, sin verse.
Comprueba la hora en el móvil que no avisa de ninguna llamada perdida.
Nerviosamente, mira a su alrededor buscando... no sabe el qué.
No entiende este desasosiego matutino.No se le parece.
Coge el libro empezado.
Se instala en su butaca favorita.
Lee. Lee varias veces la misma página.
Al cabo de un rato, deja la lectura: no consigue concentrarse.
Se quita las gafas, se frota el puente de la nariz y se las vuelve a poner.
Enciende el portátil.
Mira el correo. Contesta a algunos mensajes pero sin explayarse.
No puede.
Le gustaría explicar lo que siente pero no puede.
Mira otra vez la hora.

Se levanta.
Cielo gris. Nubes deshilachadas. Rachas de aire.
Se vuelve a sentar.
Y vuelve a abrir el libro.
Mientras pasa las páginas hacia atrás intentando releer los párrafos subrayados, juguetea con nerviosismo creciente con un boli al que tiene cariño... Se evade un rato en sus recuerdos...
No ha oído nada pero mira otra vez el móvil:... nada.

No es que espere que llamen hoy, precisamente hoy, pero, sin saber porqué, siente la necesidad de averiguar si han llamado.

Mira otra vez la bolsa de deporte, de reojo.

De repente, suena la musiquita que normalmente tiene en silencio porque incordia y responde en seguida, casi gritando:
-"¿Sí?"
Quiere preguntar un montón de cosas pero no puede: su interlocutor no para de hablar.
En un momento en que al otro lado oye una pausa, aprovecha para decir:
-"¡Ahora mismo voy!"

Y cuando sale a la calle, riendo, el cielo tiene este color azul eléctrico y deslumbrante de los mejores días de invierno.

jueves, 12 de enero de 2012

Año nuevo, vida nueva

A todos nos ha pasado alguna vez:
Se nos ha caído un botón.
Y a partir de ahí... empiezan las preguntas:
- ¿Dónde está el dichoso botón?
- ¿A ver qué camisa me pongo yo ahora y que conjunte con el pantalón?
- Mis esposa, madre, hermana, chica, novia o lo que sea están todas trabajando, o fuera de la ciudad, o de vacaciones o pintándose las uñas... a ver...
...¿ A quién se lo pido?...

Sí... porque esta pequeña tragedia doméstica afecta más al sexo masculino (aunque... conozco casos en versión femenina también... por eso de la igualdad de géneros ¡qué no quede!)

 Algunos saben desmontar el ordenador y remontarlo (y ¡funciona!), otros cocinan tan bien que vivir a su lado es un sinvivir, siempre temblando a la hora de la báscula, unos pocos (poquísimos, todo hay que decirlo) son los reyes de la limpieza, otros te seducen con su sentido del humor, otros te hacen feliz con todas esas habilidades y algunas más, todas juntas... pero...

Pero, encontrar a uno que sepa coser un botón es tan difícil como ... como encontrar un unicornio (bueno... mejor otra imagen...)
¡Eso! como buscar una aguja en un pajar... y encontrarla sobre todo.
Además... de aguja vamos a hablar. Y de hilo y técnicas.



Asi que, visto lo visto, y como las esposas, madres, hermanas, chicas, novias o lo que sea, están todas muy ocupadas y/o un pelín hartas (las madres todavía no del todo o no todas, por desgracia), se imponen unos consejos de....
                 "Arte de domesticación del botón trásfuga"

Primero, necesitas encontrar el botón.
Y ya empezamos con los problemas... Pero, pensando en dónde, por qué y cómo te has quitado la camisa... pues estará, lo más seguro, debajo de la cama y si fue en tu casa, encontrarás, a la vez que el botón, la razón de algunas de tus noches en blanco: los borregos (ver capítulo 2: La limpieza del piso de soltero o recién divorciado sin asistenta o estudiante en época de exámenes... o... lo que sea, pero... un pelín comodón y cochino)

Segundo: si no lo encuentras porque no recuerdas dónde has pasado la noche... pues, mal asunto... lo mires por donde lo mires... porque tendrás que cambiarlos todos.

Pero vamos a partir de la base de que ya has recuperado el botón.

Tercero: básicamente, vas a necesitar hilo (¡qué sea del mismo color que la camisa o el botón ¡por favor! a no ser que trabajes en el mundo del arte, la publicidad o la moda; en este caso, seguro que lanzas nueva tendencia... como lo de "la arruga es bella" que para mí, que fue creación de uno que no sabía manejar la plancha (ver capítulo 3 del Cursillo de supervivencia) )

Luego vas necesitar también una aguja (¡qué no! la de coserle la tripa al pavo no sirve ¡hombre!)
Y luego también, una buena dosis de paciencia y empeño y fe en ti mismo porque, por mucho que a algunas nos parezca de lo más fácil, (igual de fácil por cierto que el quitar el tubito de cartón y sustituirlo por uno con papel higiénico o bajar la tapa del inodoro o... más detalles...(ver capítulo 4 Limpieza del baño : apartado "No es más limpio quien limpia, sino quien no mancha")... en realidad, lo del botón no es tan sencillo como lo anterior pero se puede conseguir... como todo.

Cuarto: Es que existen técnicas ¿sabes? para cada clase de botón, de tela, según el uso, según las preferencias particulares, etc... etc...
Veamos... ¿en cruz? ¿en paralelo? ¿con nudo? ¿sin nudo? ¿dejando soltura al botón? ¿por qué? ¿cómo? ¿con el truco de la cerilla? ¿sin el truco? ¿a mano? ¿a máquina?....
¿Lo ves?... No es tan evidente por mucho que te digan con sonrisa burlona o con lástima :
"Pero ¡hombre! Si es muy fácil!... Mira... así... y luego así... Ahora ¡sigue tú!..."

Os ahorro la mirada atenta, llena de buenos propósitos por parte del alumno, la lengua fuera como niño que aprende a escribir, el hilo maldito que se enrolla (¡demasiado largo!) o que se queda corto o que se rompe antes del final y paso por alto también los suspiros nerviosos (que no de éxtasis) de la profesora que en el peor (para ella) de los casos terminará diciendo : "¡Anda! ¡Trae! Hay que ver lo torpe que eres para ciertas cosas..." ( Comentario que lejos de ofender, se recibirá con un suspiro también... de alivio... pero ¡ojo! sin demostrarlo)

Como no quiero extenderme y para no ser tan cruel y muy al contrario, ayudar, os remito a estos apuntes fotográficos gracias a los cuales podreís entrenaros sin testigos.
(he elegido colores contrastados para que sea más clara la explicación pero, insisto, mejor no ser demasiado originales con el fin de no atraer la mirada de expertas sobre una obra que en los primeros intentos puede ser más o menos pasable aunque no tan perfecta como sería de desear...)

      Los 10 pasos:

1 - Enhebrar (pónte las gafas...), juntar los dos extremos del hilo y hacer un nudo. Luego pinchar en la tela (si se acaba de caer el botón se ven 4 agujeritos ¿verdad? pues los usaremos para asegurarnos de que el botón estará en su sitio... Si no se ven los agujeritos, medir comparando con el otro puño de la camisa o entre botón y botón si se trata de uno de la pechera)
El nudo va en el primer agujero y sacas la aguja en el que está debajo... ¿lo has entendido?... pues sigamos...


 2 -Pasar la aguja por el primer agujero del botón, desde la parte posterior.


 3 -Pasar la aguja por el agujero superior


 4 -Ya tenemos una parte del trabajo hecho... repetir varias veces (3 o 4) dejando el hilo un poco suelto.


5 -Hacer lo mismo con los dos agujeros vacios


 6 -Esto ya tiene buena pinta... Sacar la aguja entre la tela y el botón y colocar el hilo tal como se ve en la foto

 7 -Tirar un poco del hilo cuidando de que no se haga un nudo indeseable
      Repetir dos o tres veces y sacar la aguja por el revés de la tela, justo debajo del botón


8 - Dar la vuelta a la tela.
     Pasar el hilo alrededor de la aguja tal como se ve y repetir un par de veces


 9 -Ya te puedes quitar el dedal (si te los has puesto) y cortar el hilo y .. ¡¡¡Y ...ya está!!!


10 - Quédate un ratito admirando tu obra... Bonito ¿verdad?



Espero que estos pasos os permitan luciros la próxima vez y subir algún escalón en vuestra autoestima y también en la estima de las esposa, madre, hermana, chica, novia o lo que sea, que tienen muchas otras cosas más interesantes que hacer que coseros los botones.... por ejemplo leer... "El tiempo entre costuras" ;)

Pompita para ellas...
...y para los que sí, lo han conseguido (sí, sí, los hay) ...

 Pero sobre todo, para los que todavía están en período de aprendizaje...
...ya lo sabeís: "Año nuevo, vida nueva."

(En confianza y ahora que nadie nos oye:
     Coser un botón ¿verdad que no es tan dificil si uno se lo propone? ;) )

martes, 3 de enero de 2012

Recordar...



Me gusta hacer regalos y sobre todo regalar libros; estamos en época de regalos y ya tengo comprados los libros pensados para cada una de las personas que seguro me regalarán libros también.

Como cada día tengo menos memoria, tengo escrita una lista de títulos tanto para los míos como para mí misma...
Memoria... recordar... libros...

Hace poco leí dos libros que hablan mucho de la memoria, de los recuerdos.
 Y me puse a buscar más definiciones de este verbo "recordar" y encontré esto:

Ortega nos proporciona una hermosa explicación 
El yo pasado, lo que ayer sentimos y pensamos vivo, perdura en una existencia subterránea del espíritu. Basta con que nos desentendamos de la urgente actualidad para que ascienda a flor de alma todo ese pasado nuestro y se ponga de nuevo a resonar. Con una palabra de bellos contornos etimológicos decimos que lo recordamos —esto es, que lo volvemos a pasar por el estuario de nuestro corazón—. 

Y ahora, por la etimología, entiendo aún más la expresión "apprendre par coeur" de la que hablaba hace algun tiempo, porque estos libros tienen frases, párrafos enteros que se me han quedado grabados en la cabeza porque primero me han pasado por el corazón.

Uno de estos libros es
"El libro de los abrazos" de Eduardo Galeano
donde viene una definición de "recordar". " del latín re-cordis ... volver a pasar por el corazón"...
Y recuerdo perfectamente porque leí este libro: un hada buena del idioma, llamada Gloria, dejó un extracto sobre la mesa del desayuno y la confianza que tengo en su buen juicio y el cariño que le tengo, me animó a leerlo. Primer paso por el corazón.

 "Silba el viento dentro de mí.
Estoy desnudo. Dueño de nada, dueño de nadie, ni siquiera dueño de mis certezas, soy mi cara en el viento, a contraviento, y soy el viento que me golpea la cara."

El segundo, lo leí sin haber oído hablar de él, solamente con esta frase :"Te va a gustar", enganchada la mirada por un título original con reminisciencia de bolero
"Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven" de Albert Espinosa
y sin investigar más, me lo leí. Un arrebato del corazón del cual no me arrepiento.
Luego, despues de leerlo, más bien devorarlo, me enteré de su exito. Sé que muchas veces se hace al revés pero me gusta también lo imprevisto y quien me lo recomendó me conoce bien.
Y lo volví a leer, ya más pausadamente... para saborearlo.
Y es otro de los libros que recordaré haber leído en el 2011

Empieza así:

"Recuerdo como si fuera hoy cuando ella me dijo:"¿No deseas poder ser feliz en todos los aspectos de tu vida...? ¿No tener que aceptar nada que no te agrade...? ¿Sentir que la vida es controlada por ti en lugar de ir a rebufo de ella en el vagón 23...?"

Y algunas páginas más tarde...

"Me fascina cuando el cerebro ordena inconscientemente a la mano y repite los pensamientos que el corazón expresa pero que no han sido dichos en voz alta."

 Recordar libros... y por muchas razones:  regalos inesperados, de impulso, compras sin planificar, por flechazo, préstamos, relecturas...

Recordar momentos de disfrute... o no.

¿Cuántos libros no recordamos porque no consiguieron eco en nosotros?
¿Cuántos empezamos y dejamos a la mitad (en el mejor de los casos) porque nos aburren o bien por su estilo o bien por notar que no sale de las "tripas" del autor o bien porque nos parece que se repite para complacer a sus lectores ?
¿Qué hace que algunos nos marcan de por vida?
Realmente ¿siempre buscamos cosas nuevas al elegir un libro? o ¿lo eligimos porque buscamos la confirmación de lo que ya tenemos "pasado por el corazón"?...
¿Qué hace que los elijamos para regalarlos a la gente que queremos y con la cual queremos compartir?

Siempre es una gran aventura de amor la vida del lector, llena de satisfacciones, de desengaños y de preguntas, de muchas preguntas ... y seguro que aún más grande la del escritor, y más dura, aún más llena de preguntas, intentando darnos (darse) respuestas e inspirarnos aún más preguntas.

Intercambio sin fín... Regalos... Libros.

Un recuerdo para mis escritores preferidos, conocidos o anónimos, en forma de pompita de envidia sana...