jueves, 25 de septiembre de 2014

Verano que se va, otoño que llega



En esos últimos días del mes, el sol sigue cálido, incluso en las alturas, incluso temprano.
En el sendero semi sombreado escucho pájaros que no veo.
Me paro y descubro otros que no conozco. Y plantas humildes de un verde ácido y fresco, sorprendente a esas alturas del año.
Cada roca me habla, repleta de otros pasos solitarios que no adivino más que en su desgastada suavidad brillante.
Cada árbol de nombre olvidado que acaricio con la mirada, cada fuente fresca donde me inclino para beber.
Mis dedos juegan con piñas diminutas y verdes, recogidas en la arena del sendero escarpado. Caídas antes de madurar.
Su olor y tacto pegajoso evocan otros años y otros pinares.
Y acaricio también con la punta de los dedos las asperezas de unas piñas semiabiertas, algo secas, de otra estación. Ocultas en un recoveco apenas visible, un a modo de capullo verde tierno que las cobija. Escondrijo vegetal y oloroso desde el cual se vislumbra otra peña, otra futura meta.
Lejana y recortada en su cielo limpio y tranquilo.
Unas aves lo animan un momento con su vuelo pausado y circular.
Se alejan.
El griterío de una bandada de otras aves, negras, sin identificar, cruza sus aguas limpidas.
Cielo... azul luminoso de primeros días de otoño que se asemejan a otros días de pleno verano.
El sol, cauto en las primeras horas, calienta el aire a medida que discurre la mañana entre los pinos.
Las escamas desprendidas de su corteza agrietada, caídas en el suelo, crujen al pisarlas, volviendo rumorosa la quietud de la bajada.
Huelen bien sus resinas transparentes. Me gusta su aroma algo acre, penetrante.
Unas nubecillas de luz, jugando al escondite entre las copas, se emborrachan con el leve perfume de savia sudada que fluctua, envolvente. Y precipitan su repiqueteo ambarino en mi cara y mi mano con repentinas gotas de breve chaparrón imprevisto que, lejos de refrescar, acentúa aun más la sensación de calor. Y el olor de las acículas pardas que tapizan algunos tramos del recorrido.
Una avispa, desorientada, buscando no sé qué, se posa en mí un instante. Y se va, dejándome en los labios la sonrisa de un momento mágico, inesperado y sorprendente.
Hace calor. Hace quizá demasiado calor al sol de este principio de otoño.
Me gusta para mí este calor a destiempo. El ultimo del año seguramente.
Pero pienso en los árboles... En todos los árboles que me rodean...

Pobre arbolito serrano tozudo ¿dónde se te ha ocurrido enraizar, en tu despiste? tan cerca del agua y sin embargo tan lejos. Inaccesible. ¿Será clemente contigo el otoño incipiente? ¿Acercará el riachuelo algo de su agua episódica a tus raíces sedientas? ¿Conservará para el invierno algo de calor la roca donde te obstinas en vivir?
¿Cuál será tu futuro?...



17 comentarios:

  1. No temas, amiga. Seguro que tozudo y ansioso de vida ,sabrá encontrar cualquier resquicio en la piedra, para poder presumir de verdes en la próxima primavera.
    Me encantó la noticia de tu paseo en los primeros días de este anómalo otoño.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :) Sí, Juan, algunos lo consiguen pero otros mueren en el intento. Éste tiene el agua muy cerca, confío en que se salvará. (le haré una visita en primavera y te contaré ;)
      Fue una caminata muuuy bonita.
      El mar tiene sus encantos y la sierra también. Y el verano y el otoño... también. ;)
      Abrazote y sonrisa.

      Eliminar
  2. Ahhhhh, Fram...leyéndote me has recordado una de mis lecturas que lo fue de cabecera durante mucho tiempo y a la cual acudo todavía de vez en cuando: Walden, la vida en los bosques, de Thoreau. Describe en sus páginas paseos y experiencias en los bosques de Concord y, si no lo has leído, te lo aconsejo vivamente.
    Y sí, me lo has recordado con ese paseo tuyo y esos detalles vivos, mezclados con reflexiones, que se refieren a elementos de Natura y quizá a su relación con el Ser humano como un ser que viaja por la vida. Tengo que darte las gracias por ello.

    Y un besazo que te llevas de propina, hala!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :) No he leído el libro que me comentas pero lo haré seguro. Ya me lo había recomendado mi hijo pero otro de Thoreau que empecé, no pude terminarlo. No sería buen momento quizás :(
      Y yo te doy las gracias por dármelas. :D
      Y te mando otra propina ¡¡hala!! :D
      ¡Qué versallesco! :D:D

      Eliminar
  3. Lo esperamos cada año Fram... para ver como el monte va cambiando de color cada día y dejándonos maravilla de colores... Aquí es precioso.
    Gracias por ese paseo que pasito a paso me he dado y que tan bien nos has condado.
    Buenas noches.
    Un beso.

    Pd.Ya casa tranquilitos ;))

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :) Bienvuelta Laura a la tranquilidad de tu hogar :)
      ¡Menudos otoños coloridos los de tu zona! Aquí con tanto pinos, enebros y encinas, no se aprecia tanto pero aun así, se disfruta mucho.
      Un besote grande, viajera. :)

      Eliminar
  4. Qué fácil acompañarte en este paseo a través de tus letras, qué fácil y que bello. Esos paisajes serranos y este tiempo que empieza a ser otoñal son una delicia.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :) Jara, acompañarme lo tienes al alcance de los pies, cuando quieras. ;)
      Yo también siento debilidad por el otoño en sus primeros días, por la temperatura. Y luego por sus colores. Preciosos ¿verdad?
      Besos de sierra madrileña.

      Eliminar
  5. He visto pinos en resquicios impensables y, sin embargo vivos y fuertes. Volverás el año que viene y lo verás precioso.
    El otoño, como la primavera, son para mi las mejores estaciones: en una plantas y en la otra recoges. Suaves y agradecidas.
    Precioso escrito.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mariajesús, aquí no es corriente (por la excesiva falta de agua ;) pero sí. Algunos lo consiguen. Ya iré a ver su evolución. :)
      Te mandaré una foto de un enebro...¡alucinante!
      Bonito el otoño, muy bonito.
      Me alegra que te guste mi paseo. :))

      Eliminar
  6. El otoño es mi estación favorita del año. tiene unos colores dorados que son absolutamente mangíficos. Me niego a identificarlo con tristezas y melancolías cuando estoy encantada siempre de salir a la calle en esta época.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mientras Leo, comparto tu idea del otoño: es mucho más colorido que el verano, mucho más. Pero todas las estaciones tienen su aquel ¿verdad?
      Un beso, hoy con cielo gris.

      Eliminar
  7. Ese pino ha escogido el no-futuro. A cambio, va a disfrutar de más horas de so,l y más calorcillo el tiempo que viva (feliz)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo confío mucho más en la longevidad de un pino que crece lento entre rocas que en la de uno que crece rápido en un suelo arenoso-pantanoso donde sus raíces superficiales no le proporcionan anclaje ni seguridad.
      Un ingeniero de Montes como tú (aunque retirado ;) sabrá de las vicisitudes de los años 1999, 2009 y 2014 del bosque des Landes de Gascogne (que tan buenos paseos me han regalado también)
      Los que no resistieron los vendavales-tornados de esos años fueron los segundos que cayeron como mondadientes. Los otros, que crecieron entre rocas, siguen en pie.
      Lo que de verdad pone la existencia de ambos en peligro son los incendios ¿verdad?.
      Ya volveremos arriba para comprobar lo que pasa con el pinito ése.
      A ver quién gana la apuesta. :D
      Besote, bienvuelto. :))

      Eliminar
  8. Qué puedo decir Framboise, adoro el otoño, no sé si es porque nací en esta estación, pero este periodo, dentro de su aire melancólico, me encanta, es en el que mejor me siento. Los colores, el tiempo,... En Murcia es más difícil experimentar lo que describes, pero (como le comentaba también a Valaf en su entrada de la seta :D) cuando estuve en Bélgica no me separaba del bosque, lo que describes es una experiencia casi mística, equiparable a la relajación del mar :D
    Me encantó Fram...
    ...Unas nubecillas de luz, jugando al escondite entre las copas, se emborrachan con el leve perfume de savia sudada que fluctua, envolvente...
    Envolvente como tu texto. Abrazo verdecido

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Coincido contigo, Patricia: el bosque y más si es de árboles de hoja caduca es el sitio donde mejor se ve el paso de las estaciones... quizá por esto nos vuelve melancólicos cuando llega el otoño. Un pinar conserva más la sensación de calor para mí. Sus olores son muy distintos.
      Pero también hay que pensar que el otoño, a escondidas, nos prepara la primavera :))
      Curioso que resaltes este momento de las nubecillas... fue un momento muy especial en ese día muy bonito.
      Y en Murcia, creo que con tantos frutales el color también es bonito ahora ¿no? ;)
      Abrazote color otoño, poeta. :)

      Eliminar
  9. Qué paseo tan bonito de mano de tu escrito, han afloranto los sentimientos dormidos que la naturaleza despierta.
    Precioso.
    Besos otoñales.

    ResponderEliminar