Tengo que reconocer que a mí, el limón me gusta bajo todos sus aspectos. Es precioso en el árbol, es de tacto agradable, perfumando las manos sólo con acariciarlo. Es muy sabroso, fresco, oloroso, con su puntito de acidez y es de uso muy versátil en la cocina y fuera de ella.
Un chorrito transforma en el más sano de los refrescos un simple vaso de agua con gas o sin.
Unas gominolas de limón dejan un aliento agradable.
Imprescindible su zumo para aliñar un buen taboulé.
Limones confitados en sal compré en mi último viaje a Marruecos: cortado en cubitos es ideal para las ensaladas de verano y se conserva estupendamente en la nevera.
Zumo de limón con miel para el picor de garganta en invierno.
O un limón exprimido sin nada más para asentar el estómago es mano de santo para mí.
También la mermelada de limón es de mis preferidas a la hora del desayuno. Y si es Mi mermelada casera, es el no-va-más. (modestia aparte, jeje)
Hace poco vi en cierta Taberna unas recetas caseras para sangría donde se echaba hasta limoncello.
Yo prefiero el limoncello sin nada más. Gustos... ya se sabe.
Y de la misma forma que existen tropecientas recetas de sangría casera, al limoncello casero, le pasa igual.
Y yo tengo la mía: una receta regalada por una hacendosa "mamma siciliana" hace unos años, receta muy casera, sencillísima y varias veces experimentada. Una receta de confianza, vamos.
Así que hoy toca hacer limoncello y prolongar el embrujo de los atardeceres de la Campania, su zona natal que se disputa el invento con Sicilia donde abundan los limoneros también.
Sea de dónde sea, es una gozada el resultado.
Y si nos ponemos algo de música ambiental, mejor ¿verdad?
https://www.youtube.com/watch?v=QNwC8eZ7brE
Seguro que algo de su alegría pasará al resultado de
la RECETA:
Necesitaremos:
1L de agua (mejor filtrada)
1L de alcohol blanco para fruta
1kg de azúcar
1kg de limones (sin tratar y mejor de una clase dulce como los sicilianos)
Se utiliza sólo la piel de los limones que se pelan con el pelador de verduras y con mucho mimo, cuidando el no coger más que la parte amarilla (la piel blanca interna le daría este sabor agrio y el aspecto turbio de ciertos limoncellos comprados y no es lo que queremos sino su acidez refrescante y transparente.)
Se ponen estas peladuras a macerar en el alcohol,
en un recipiente hermético.
Y a las pocas horas, ya ha adquirido un leve color.
Y ¿qué hacemos con los limones?...
Yo suelo utilizar los limones pelados para hacer una limonada para los abstemios y/o los niños de la casa.
Se puede hacer también otra receta siciliana muy muy muy popular:
un sorbete fino llamado "granita" allí (o granizado aquí) que no es en realidad otra cosa que hielo picado muy fino, zumo de limón y algo de azúcar para los que quieren: es de lo más refrescante.
Pero como a principios de julio las temperaturas no incitaban mucho a tomarse una "granita", hice otra cosa con el zumo (un experimento de los míos... ya os contaré otro día.)
(Ahora que lo pienso... el 3 de julio fue el día de la gran granizada en Madrid y otros puntos de España... curioso...)
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Sigo con el limoncello:
Al cabo de unas tres semanas más o menos, en la tranquila sombra de la despensa se ha producido el milagro: el alcohol ha adquirido el color del limón y la piel se ha vuelto blanca...
Bonito ¿verdad?...parece un rayo de sol embotellado para alegrar las tardes nubosas...
Pero no es el momento de quedarse embobada admirando: es el momento de hacer un sirope mezclando el azúcar y el agua hervida.
Lo dejo enfriar del todo y una vez frío, le añado la maceración de limón en alcohol, filtrando para quitar las peladuras.
Lo guardo en la despensa unos días más, agitando la botella de vez en cuando (para terminar de diluir el azúcar.)
Y lo paso a unas botellas bonitas (con la vista también se disfruta ¿verdad?)
Se puede consumir de dos formas:
o bien muy frío y servido en unos chupitos puestos previamente en el congelador
o bien a temperatura ambiente; algunos lo preferimos así por ser más intenso su sabor. Y así nos lo obsequiaron Domenica y Giuseppe en nuestra última noche en Tropea (aquí habría que añadir un emoticono de suspiro ;)
Su único inconveniente es que es tan sabroso y perfumado que, aún sin ser adicto a los licores, te puedes emocionar y repetir y repetir... y sin darte cuenta, ponerte a cantar el "O sole mio" al final de la velada. Cosa que está muy bien. O intentarlo, cosa que puede molestar al vecindario.
Esto depende de la voz de cada uno...
... y de cuanto amor hayáis dedicado a la elaboración del limoncello.
https://www.youtube.com/watch?v=343JnsU7Ej0
Pompita con sabor italiano.
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