domingo, 30 de agosto de 2015

Adivina, adivinanza



Parece un bicho pero no lo es .¿O sí?... No sé...
De día no veo más que el vapor plateado de su respiración entre las copas de los árboles.
Y de noche, sólo el brillo de sus ojos de turmalina que desgranan las horas en la oscuridad.
No sé de qué color es su piel. (¿qué color? ¿qué color?) 
Es ágil. Se mueve, lento o rápido. A veces lo pierdo. Espero. Vuelve.
Ilumina.
Roe algo (¿será un ratón?) Se para. Escucha. Escucho. Escucha. Escucho.
Desaparece. Se pierde entre las nubes cargadas de lluvia.
Con los ojos bien abiertos, o cerrados olisqueando, me pierdo entre las mentas, buscando la huella de su reflejo de cristal preso en el barro.
Llueve. Vuelve.
Sonríe (¿será un conejo? ¿el conejo de la luna?)
Gruñe. (¿una zarigüella?) Gruñe y olvida.
Mira. Escarba. Se para. Mira. Escucha. Mira. Canta. Calla. Picotea. Canta.
(¿pinzón o verderón?)
¿Qué será, qué será? ¿un león o un ratón?
¿Qué será? ¿Qué será? ¿Qué será? ¿un halcón, un avispón o un tritón?
Me tiene obsesionada, ilusionada, desconcertada, embobada, intrigada, de luna llena en luna llena.
De luna llena de sierra a luna llena de mar... Llena de mar...
La sierra, el mar. El mar, el mar...
De luna en luna. De roca en roca. Y tiro porque me toca.

Sí, tiro hacia la playa, ¡que ya me toca!
Pero me voy con mi intriga en la maleta.
(¿Qué será? ¿un olinguito, un mosquito o un mito?...)

Pompita de ¡Hasta prontooooooo!
... O hasta la próxima luna llena, llena de fauna.
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martes, 11 de agosto de 2015

Visitas estivales

No sé en otras casas pero en la mía proliferan las visitas en verano más que en otra estación.
Y unas me gustan un montón y otras... no tanto.

Una que ya no me gusta nada de nada es la del cartero (aunque sea majo). Primero porque con la excusa de mi firmita y un número de dni que ya casi se sabe de memoria, se enrolla con facilidad a pesar del calor en la cancela del jardín; luego porque últimamente le ha dado por traer más multas de tráfico que las añoradas postales que ya apenas se estilan, desplazadas por el wuasá (o como se escriba.)


Tampoco me entusiasmaban hace años las visitas de la vecina servicial que se te cuela en casa e interrumpe lo que sea. ("Pasaba por aquí. ¿Necesitas algo? ¿No? Entonces me voy: tengo prisa.") Tenía prisa pero relatándote los pormenores de la vida del barrio tardaba en despedirse en la escalera más de lo que me gustaba. (Hay gente que no respeta ni la siesta)



Pero...
Unas visitas veraniegas que me gustan un montón pero un montón son las JuntaCenas Familiares Improvisadas "Trae tu pan recién hecho y tu sandía. Yo tengo para picoteo y también para ensalada. Y queda limoncello."




También me gusta la visita del que entró por primera vez hace años y ha tomado tanta confianza que ahora te pide las zapatillas y se queda a echarse una siesta.


A veces unos desconocidos vienen por la noche, equivocándose de casa, despistados por las Perséidas.


Y otros son tan íntimos que aparecen a cualquier hora, sorpresivos y desconcertantes. "Me apetecía un cafetito con hielo." Y a veces te pillan en bata y con los ojos aún cerrados, llenos de sueño.



Está también la visita que sigues esperando año trás año: la del silencioso y enigmático que vino una sola vez pero que recuerdas cuando ves a uno de sus hermanos pequeños.



Existe también la visita familiar, mogollonera e ineludible de los días de partido. ¡Hay que ver lo que unen el deporte rey y unas cañas!


Una pillina llegó una tarde, se dio baños refrescantes y antes de irse, al cabo de años, posó para el recuerdo dulce.


Otros se limitaron a mojarse un poco en el lavabo y se fueron como habían venido, sin más.


Existen también los gorrones, amigos de los amigos, que se quedan hasta dejar limpio el plato de la merienda. ("¡Gato! Entiendo que te gusten tus amiguetes pero no hace falta que me los traigas a casa. En serio.")


Otros no se perdían ni miga de la cena. Encantadores, muy bien educados.


Y yo, tan contenta con todos.
Siempre me han gustado las visitas veraniegas.

                                       Y las vuestras, en cualquier estación. :)

Pompita de agosto.
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