martes, 7 de junio de 2016

Paciencia, paciencia...



-"Tienes que tener paciencia"
¿Qué sabréis vosotros de la paciencia que tengo? pienso yo, mientras desfiláis cerca de mi sillón...
-"Es por tu bien. Sé bueno, anda"
¿¿Por mi bien?? No os entiendo. Definitivamente, no os entiendo...
¿Por mi bien el estar encerrado desde hace tantos días? ¿Por mi bien todas esas perrerías que vuestra amiga Montse me hizo aquel día? ¿Por mi bien esta lechuguilla de plástico que me habéis puesto a traición mientras seguía dormido? Ya sé que me consideráis el rey de la casa y bien que me gusta en otros momentos teneros de súbditos, pero esta tortura nada regia que parece un babero infantil, me incapacita, me agrede, me ofende, me rebaja... Me siento ridículo. ¿No lo podéis entender?... ¿¿Y esta manía que os ha entrado de no dejarme salir a la calle, al jardín?? Ni un paseo corto. Nada. (Idea de Montse, seguro. Vosotros no sois así.)
Ni "mis cosas" puedo hacer a solas con tanto control. ¿También será por mi bien? Anda ya...
A ver si os enteráis de una vez: soy de monte, de trepar a los árboles, de empaparme de lluvia o pasar frío por las noches nevadas si me apetece. No soy un peluche decorativo. Soy un gato.
"Paciencia. ¿No ves que estás mejor? Otras dos tomas de antibiótico y ya te dejamos en paz, palabra."
Las famosas pastillas... esta manía de atiborrarme de pastillas... Bueno... con el pâté ése tan rico casi no me entero, la verdad... Pero dónde esté un buen ratón...
No tenéis ni idea. Definitivamente, no tenéis ni idea...
Por supuesto que estoy mejor, sí... ya no noto el hocico ardiendo ni esa sed y esa somnolencia tremendas que me derribaron y que habéis aprovechado para llevarme de paseo a traición.
-" Te lo has buscado, peque... Tendremos que hacerle una visita a Montse. Hacía mucho ..."
Estoy mejor sí... pero porque tengo un cuerpo fuerte que, aunque viejo, sabe luchar...
La lucha...
Ya recuerdo... todavía tengo el sabor embriagador de su sangre joven entre los colmillos...
Fue emocionante hacerlo retroceder hasta el otro lado del seto...
Él también se llevó lo suyo... Y no ratones precisamente...
Bueno... quizás debería dejarle algunos... Tampoco es cuestión de hacerse el héroe para cazar todos los de la comarca... Ya no tengo que probar nada a nadie y hay muchos... Y alguien tendrá que tomar el relevo algún día... Algún gato joven...
¡¡Pero estos ratones son míos!! Éstos de mi jardín son míos, solamente míos. A ver si se entera este ladrón jovenzuelo de una vez por todas...

¡Ay! Los ratones... No sabéis nada de mi placer. Más que por conseguirlos, más que por el juego que me proporcionan, es por la espera, el acecho, el notar todos mis músculos alertas, el sentirme ágil y vivo...
En esos momentos, cada día más escasos, sí que tengo paciencia...
Una paciencia infinita...

*****************************
Pompita de un paciente impaciente.
.