martes, 16 de mayo de 2017

El sendero de los sueños

Eran siete. Cada una de un color distinto. Las habían mandado allí para purgar sus pecados que eran muchos; y despojadas de su cuerpo mágico que las hacía invisibles, les habían dado el disfraz de unas libélulas de alas frágiles y transparentes.


Y ellas que habían incordiado tanto a los humanos en sus anteriores encarnaciones, debían ahora sortear los múltiples peligros que acechan a todo ser alado.
Algo arrepentidas por sus fechorías pasadas, estaban en ese momento cavilando sobre la manera de enmendarse, conseguir su rehabilitación a los ojos de los demás moradores del bosque y recuperar, con el perdón, su aspecto habitual.

Su reflexión fue interrumpida por un ruido muy familiar: el de los pasos de un hombre que solía pasear por este bosque en busca de soledad y silencio... Aquel día, el hombre, algo mayor y cansado, se sentó en el tronco tumbado de un árbol que allí yacía entre la hierba; con ese banco improvisado el lugar se tornó propicio a la meditación o la ensoñación.

Al ver su rostro serio, ellas se acordaron de lo mucho que le habían fastidiado en el pasado: dolorosas picaduras de avispas, molestos zumbidos de mosquitos que le quitaban el sueño y más trastadas de chinches que en su inconsciencia de jóvenes e inexpertas hadas del bosque habían urdido para entretenerse cada primavera. Fechorías que a la vejez lamentaban y por las cuales estaban ahora sufriendo destierro.

Pero las hadas, al igual que los duendes, trasgos y demás diminutos que pueblan nuestro entorno, si bien son a menudo incordiosas por burlonas, son también personitas sin maldad verdadera. Y se les ocurrió una idea curiosa para alegrar al visitante...
Rozaron levemente las ramas del enebro que daba sombra al banco con el fin de salpicar a su huésped con el polvo de oro que en esta estación se escondía entre las acículas. Pues son muchas las propiedades de los enebros y las hadas lo saben. Y esta lluvia dorada viene cargada de poderes mágicos que los humanos no sospechan...


Al hombre le gustó el chaparrón impalpable a su alrededor. Le pareció bonito verlo bailar abrazado a los rayos de sol que se colaban entre los troncos. Pero estornudó estrepitosamente y parte del polen dorado se le metió en los ojos. Y se apoderó de él un sopor al que no se resistió, tan a gusto se encontraba en ese lugar.
Lo que no imaginaba ese hombre es que el sueño profundo que le invadió era un ardid mágico de las Siete Hadas del Enebro para hacerse perdonar lo mucho que le habían perseguido y maltratado toda la vida con sus bromas de mal gusto.

Ellas entraron por sus ojos, como siempre lo hacen; se escondieron detrás de sus párpados y se apoderaron de sus sueños... Pero esta vez no fue con la idea de truncarlos sino con el propósito de dejarle un regalo muy especial, un favor exclusivo...
Sembraron a su alrededor el sueño de un bosque umbrío y misterioso, con su camino serpenteando entre musgos y flora silvestre de jaspeados tonos azules. Se respiraba paz en este bosque sólo poblado de pájaros cantores. Y le dejaron pasear de la mano de sus recuerdos y sus sueños juveniles por el camino de polen dorado, entre campanulas celestes y jacintos olorosos.

Cuando el hombre despertó, se encontró de nuevo en el paisaje de siempre y muy lejos del Bosque Dorado de las Hadas pero volvió a su casa con una sonrisa en los labios.
Y al pasar al lado de la señal de la senda encantada, le guiño un ojo al ciervo alado que le había mostrado otro de los muchos caminos de los sueños del ser humano.

                                                          de la red: una de las múltiples señales mágicas de Bretaña

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Pompita con guiño:
Este cuento está dedicado a un curioso perrito verde que me lo inspiró, regalándome el favor especial de pasear por
                      el Camino de las Hadas de su lejano Bosque Azul.
Muchas gracias, P. ;)
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lunes, 1 de mayo de 2017

En mayo


Suele florecer en mayo si las temperaturas son propicias.
Y su perfume es inconfundible.
El muguet o lirio del valle (Convallaria majalis) es símbolo de alegría
y sobre todo es amuleto de la suerte para cualquier aspecto de la vida, amor salud o trabajo.
Y por esta razón se reparte entre familiares y amigos en estas fechas en mi tierra, desde el mismo día 1º,  el día del Trabajo.

Y con estas pequeñas flores de mi jardín, os deseo un feliz mes de mayo a todos y mucha suerte para todo el año:
Suerte para los que buscan y esperan encontrar ;
para los pre-activos y los activos;
y para los pre-jubilados y los jubilados.

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Pompita de mayo con sonrisa.
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