martes, 25 de julio de 2017

Tenia dedos verdes

                                                    Hinojo marino (Crithmum maritimum)  foto mía id. por Fernando Macé

Un niño estaba tumbado bocabajo en la hierba. Absorto. Olisqueaba. Sonreía, feliz.
Acariciaba con la mirada al infinito mundo verde que le rodeaba.

Creció; y con él, creció también el mundo que le regaló descubrimientos cada día más apasionantes. Y sonrisas, risas y carcajadas.
A menudo, sus dedos se acercaban a una planta, con respeto; y a ratos agarraban el lápiz que le acompañaba siempre y, después de meditar un momento, apuntaba en su carpetita verde un nombre vernáculo o en latín, un olor, un número, un punto interrogativo...
Y sonreía pensando en sus amigos que tanto gustaban de sus dibujos...

Un día se quedó durmiendo con la nariz entre hierbajos.
Sus dedos dejaron caer el lápiz, la carpetita verde, la lupa...
Pero las plantas, agradecidas, le arroparon para su último viaje.
Y el viento sopló suavemente y esparció las semillas de sabiduría y amistad de un amable duende verde alrededor del mundo...

¡Qué tengas un feliz sueño, amigo maestro Fernando!

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Pompita algo huérfana hoy...
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martes, 4 de julio de 2017

Con esfuerzo infinito

Con esfuerzo infinito, estiró el brazo derecho hacia la mesilla de noche (o hacia donde creía recordar estaba la mesilla de noche), tanteó el aire y al no encontrar nada, levantó el párpado izquierdo (el derecho hacía días que había desistido) y, con esfuerzo infinito, mandó a su cerebro (o lo que quedaba de ello) enfocar la vista en busca de la botellita de agua que (creía recordar) había dejado allí... antes de dejarse caer en la cama. Inerme.
Con infinito esfuerzo, alcanzó la botella; comprobó que no le quedaba más que una gota. Y comprobó que esta gota le transmitía sofoco en los dedos a través del plástico medio derretido, pegajoso y deforme que se bamboleaba delante de sus ojos. Los cerró.
Con infinito esfuerzo, pensó... y descartó la idea mareante de levantarse y arrastrarse hasta la nevera.
Y con infinito esfuerzo se llevó la gota incongruente a los labios...

Notó enseguida cómo esta última gota, al llegar a su garganta cerrada, retrocedía y le subía a los ojos, escurriéndose luego lentamente por la mejilla apergaminada en busca de sus labios resecos. Que no alcanzó, cayendo al suelo donde se estrelló y dibujó, como tantas otras, una flor extraña de pétalos de cristal incoloro...
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Cuando, al terminar el verano, los vecinos forzaron su puerta y entraron en su casa, preocupados por su larga ausencia, no encontraron más que unos montoncitos de sal abrazando un jarrón esbelto con una única orquídea seca, deshojada en la mesilla; a su lado, la radio despertador repetía y repetía, atascada en bucle:
"¡Buenos días, excursionistas! * No salgan a la calle sin nuestro "Recorrido a la Sombra". Tenemos ahora mismo 40º en la Gran Vía con una humedad relativa del aire del... "

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Pompita soplada con esfuerzo infinito en una calurosa noche de verano...
* un guiño refrescante sólo para cinéfilos amantes del frío invernal :D

PS. Porfa, si alguien sabe del escritor que redactó hace tiempo un "Manual para recorrer Madrid sólo por las aceras a la sombra" (o algo parecido... no estoy nada segura del título tampoco), que me lo recuerde ahora que estamos todavía a tiempo...
... o calle para siempre, cargando en su conciencia con los cadáveres de las almas en pena y en busca de relativo frescor. :D)

PS ¡Ánimo! El verano puro y duro, son sólo dos días (o tres): ¡Disfrutadlo! Haced acopio de calorcito que luego nos quejaremos del invierno... :)

PS. Y por favor, no os olvidéis de dar de beber a los pajaritos si me ausento, presa de infinita pereza veraniega... ;)

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