martes, 28 de febrero de 2017

Miradas

                                               https://www.youtube.com/watch?v=zI5ih9jlaLI

Había en el jardín ramos de luz.
El sol atravesaba los colores del sotobosque.
A orillas del hermoso estanque, un pescador solitario
dormitaba dulcemente con su caña entre los brazos.

Era un día de verano, ligero como un domingo.
El aire transparente bajo el follaje claro.
La felicidad estaba allí, apacible, entre las ramas 
y los reflejos cambiantes de los árboles y los helechos. 

El sol inundaba la orilla del río.
Parejas enlazadas bailaban en el pontón
cerca de mesas repletas de botellas y de vasos.
Unas guirnaldas colgadas se derramaban bajo los balcones.

Una mujer, de pie, miraba algo
con una luz mágica en el fondo de los ojos;
su brazo desaparecía bajo un ramo de rosas.
Estaba apoyada en un sofá extraño.


Era en el Grand Palais, en unos lienzos de maestros:
había un Monet y dos o tres Renoir.
Con el corazón en los cuadros me sentía renacer.
Y al cerrar los ojos, podría verlos de nuevo. 

       El mundo tiene la belleza de la mirada que en él posamos.
       El jardín de Monet, el sol de Renoir
       no son si no el reflejo de su visión de las cosas
       de las cuales cada uno de nosotros puede ser el espejo.

       La vida nos pinta les días al azar del viaje
       en amor, en dolor o en melancolía.
       Es un poco de este tiempo lo que dejamos en herencia,
       enriquecido por la mirada que en él hemos posado.

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Pompita sin más... por puro placer. :)
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martes, 21 de febrero de 2017

Oír y ver

Hacía años que no las oía.
¿Por qué gritan tanto?
¿Están enfadadas por algo?
¿Avisan de algo?
¿De qué?
¿A quién?
¿Es un canto de felicidad?
¿Por qué motivo?...
Y hacía años que no las avistaba más que en mi imaginación.
Oteando el cielo. En vano.
Pero a veces se tiene suerte.
O se está en el lugar exacto y en el momento exacto.
Y hace unos días las oí.
Siempre se oyen primero: son gritonas, escandalosas incluso.
Y por supuesto las busqué. Y las encontré.
Eran muchas, muchísimas. Y más aún. Incontables.
Las vi.
Sobrevolando muy alto en un cielo despejado como a veces nos regala este febrerillo loco que alterna días de niebla y lluvia con días de sol primaveral.

Pero no las retraté esta vez.
No me hace falta: las tengo en el fondo de la retina.
Donde están mis mejores fotos.
Las que nunca conseguiré enseñar por mucho que lo intente.

¿De quién os estoy hablando?... Os podría poner unas de "mis fabulosas fotos" de hace años pero...mejor lo dejo a vuestra imaginación.
Y las pintáis en este cielo tan azul de hoy.
Este mismo rincón del lienzo donde aparecieron ellas. (un poco más arriba... un poco más...¡Ahí! Justo ahí. )



¡Ah!...Y ya sé lo que decían y traían...
Me lo contó un duende (O ¿es un ratoncillo?) de gorrito blanco que también las esperaba.

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Pompita volando. Yendo y viniendo. Como ellas.

martes, 14 de febrero de 2017

Buscando aliados

¡¡Tranquilos!!... no es mi intención hablar de la coyuntura mundial o particular de cada uno: estos temas ya me aburren hasta decir ¡Basta!
Me dan incluso escalofríos... Y los que me conocéis un poco sabéis que no aguanto que me aburran; ni el frío.
Cuando me aburren, uno de mis aliados más seguro es la lectura.
Pero cuando tengo frío, me busco otros para luchar contra el monstruo del frío, que me aburre también.
Están los jerseys gruesos, las mantitas de lana, las bufandas kilométricas de tres vueltas o más, los calcetines (divertidos o no), la chimenea y muchos eteces entre los cuales está...

                                           ... el cocido madrileño.


No soy madrileña (ni tampoco de la Rioja como dicen que lo es esta "cosa" tan fantástica) y el descubrir aquí este plato tan parecido al pot-au-feu de mi tierra y mis amores me llenó de alegría, años ha.
Y siempre está presente en mi mesa los días de frío.
Parecidos por su origen humilde; y algo distintos por uno sólo de sus ingredientes, pues el pot-au-feu de mi infancia de l´Ile-de-France no lleva garbanzos por no crecer allí con tanta facilidad mediterránea como aquí.
¡Qué fallo climatológico! Con lo que me gustan...
Son como otros de mis queridos puntos suspensivos, tan tiernos... y que me llevan al nirvana en el plato.

Así que hace años y sin pensármelo dos veces, me hice tránsfuga gastronómica y me pasé al cocidito madrileño: ni mi mente ni mi estómago entienden de banderas ni de fronteras: si me gusta lo que pruebo, lo hago mío. Así de sencillo. (y que me perdonen mis antepasados)

Me gustan las comidas que son a la vez del terruño cercano y sin embargo de terruños universales como lo son las sopas ancestrales que encontramos en todas las culturas; con la riqueza de sus variantes que las hacen hermanas y sin embargo únicas, como lo son también sus habitantes de a pie; las comidas de cuchara, sencillas y nutritivas, bonachonas y sin artificios.
¡Ay!... esas comidas que se preparan casi solas, al chupchup del tiempo sin agobios y el de la paciencia, teniendo sus ingredientes elegidos con amor toda la responsabilidad del resultado que no falla nunca; y no dándome más trabajo que preparar las verduras que acompañan "el arreglo" de las carnes, los chorizos, los huesos, la gallina, las puntas de jamón y los eteces que varian de una casa a otra...

Y me gusta tanto que hasta canturreo al prepararlo, anticipándome con el disfrute del tuétano, objeto de codicia siempre escaso, a veces untado en las tostadas; y con la licencia mía de la "fusión cultural" con la mostaza de Dijon ("la mejor del mundo mundial", jeje, con esto no transijo, que se sepa.), la mostaza que acompañará la carne melosa y tiernita.
Y la rejilla de ganchillo casero que retiene los garbanzos en su sitio, y tan parecida a la rejilla de los rulos de mi abuela, hace que me suba una sonrisa a los ojos y a la boca pensando en ella... Ella que era tan verdadera y a quien le gustaba tanto comer bien; y cantar y bailar en las verbenas parecidas a las de las Vistillas...
Y ya siento el calorcito que, a la noche, reconfortará mi estómago con su caldo perfumado de un chorrito de jerez, hojitas de hierbabuena y su lluvia de estrellas o de letras... y luego sus croquetitas ricas, ricas... hum...

¡Ay! ¿Os lo podéis creer?...Estoy salivando de placer sólo con escribirlo...

Hasta... ¡hasta me pondría a bailar, al estilo más castizo, dando las tres vueltas de rigor con el cocidito!
Y visualizando el colorido del plato que se gesta en la olla, me compadezco de los sushis o los cupcakes aparatosos y artificiales que invaden las páginas de cocina últimamente...
Y apartando esas imágenes, sigo canturreando, enamorada del cocido, este plato auténtico y nutritivo. Sin trampa ni cartón. Y que no engaña nunca.
                         
                             "No me hable usté
                              de los banquetes que hubo en Roma
                              ni del menú del hotel Plaza en Nueva York"...

                      ...    "Porque tú eres gloria pura,
                              porque tú eres gloria pura,
                              cocidito madrileñooooo..."

                                                      https://www.youtube.com/watch?v=vLAF_TV6HcA

Hoy es martes y esta noche pondré los garbanzos a remojo pues según mandan los canones y siendo mañana miércoles, en mi cocina serrana madrileña particular, mañana tocará cocido, como hacen en las tascas de la capital (que una es de pueblo y a mucha honra pero procura estar al tanto de lo que allí se cuece).
Y sobre todo, sobre todo, como es de ley cuando hace frío (que sea miércoles, lunes o domingo)

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Pompita "chupchup" con sonrisas desde mi cocina y desde mi "desván"...

Y con un guiño hacia quien tanto apreciaba mis puntos suspensivos... ;)
¡Va por ti, amiga galleguiña! :)

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Ps :D  Después de redactar mi particular "canto al cocido" me enteré de que empezó el viernes pasado la VII Ruta del Cocido madrileño. :)))
No me extraña... con este frío...
Espero que las charlas de sobremesa de los comensales no sean de temas... aburridos. ;)
                                  .

martes, 7 de febrero de 2017

Petite fleur


Es una pequeña flor
del despertar de febrero.
Lleva años floreciendo,
en dos días brotando.
A veces me perfuma:
la luz del sol la anima
como si fuese primavera.
De maravilla su mente
va siempre vestida,
Es una pequeña flor,
hito en el calendario.
Pétalos sueltos y tiernos,
irisados y frágiles,
o pintados del imaginario.
Una estrella dibujada,
una perla multicolor,
mi pequeña flor
en el calendario.

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Pompita para ti, desde el calendario de mi corazón.

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Y con la música que esta mañana no salió.

                                                           .https://www.youtube.com/watch?v=J7u9x50GGGs